miércoles, 28 de marzo de 2012

AMORES OBSESIVOS

Los amores obsesivos se dan entre alguien que tiene características posesivas y controladoras de personalidad y otra persona con un concepto erróneo de lo que es el amor, o el interés y confunde los primeros gestos o actitudes posesivas con amor.  De todos modos no siempre es fácil darse cuenta de entrada, porque la obsesión es una idea fija, insistente, pero hasta que no se comience a contrariarla, no se advierte su poca adecuación.
El rasgo más característico es
 la insistencia. No hay flexibilidad, ni  respuesta empática. Esto significa que independientemente de lo que uno haga, el obsesivo va siempre hacia adelante. Son muy tercos, no toleran la frustración, y cuando el otro se resiste tratan de convencerlo a veces bajo presión, amenazas, o tratando de congraciarse.
Pero toda relación es una interacción y es común que del otro lado haya  una persona que decodifica mal estos signos traduciéndolos en un principio al menos como amor. Siendo que es amor también es falta total de aceptación del otro como otro.
El obsesivo le pasa por encima sin atender a su negativa, ni a sus deseos.
Dicen que los amores obsesivos se dan más en los hombres, sin embargo todos conocemos a las mujeres que persiguen a los hombres, ya sea con amenazas o halagos, mujeres del tipo “atracción fatal” pero quizás pasa más desapercibida, al menos hasta la proyección de la película porque su obsesión produce menos temor que la de un hombre.
La víctima de una relación obsesiva debe ser muy clara para no dejarse manipular o someter, y mantenerse firme cuando desea cortar la relación. Pero esto no es fácil sobretodo porque la víctima de la obsesión teme lastimar al otro, y ese es el gran  error. Cuando el obsesivo advierte una duda, o logra que  ceda,  interpretará lo que a su ego le convenga. De ahí que es importante hablar claro, ya sea para poner límites o para dejar la relación.
El problema es que, erróneamente, la víctima del amor obsesivo decodifica la obsesión del otro como amor.
El que entra en amores obsesivos por lo general repite ese tipo de vínculo con quien se relacione. Es una forma de relacionarse, no una vivencia circunstancial con una pareja determinada. Los obsesivos son personas posesivas que necesitan tener controlado al otro y son capaces de hacer cualquier cosa con tal de lograrlo. Tampoco advierten  los signos de desinterés y si lo hacen, los ignoran. Son insistentes porque creen que todo depende de la buena voluntad que pongan, tanto ellos en sus reclamos como el otro en asumir.
A veces, llegan a presionar o incluso amenazar para tener lo que desean. Al no saber tejer una relación, cada vez que se relacionan lo hacen bajo el mismo patrón consiguiendo resultados similares, y esto los deja solos, lo que les genera más desesperación y más neurosis.
Muchas veces  estas personas tienen poca habilidad social y absoluta falta de empatía  para reconocer los signos de desinterés o límites que les lance el otro. Inclusive esta falta de tacto se da con otros del entorno. Pueden ser muy amables, pero a pesar de las buenas maneras, hay un no reconocimientos del otro y una búsqueda compulsiva de su propia satisfacción afectiva.
En su insistencia, presión y posesividad pueden mostrarse  celosos, violentos o agresivos si no directamente con su pareja si con otros objetos cercanos o simplemente elevando el tono de voz o castigando de forma más sutil con silencios prolongados exagerados, o  simplemente poniéndose demasiado insistentes o “pesados”.
Hay personas que atraen este tipo de obsesivos como parejas afectivas o relaciones amorosas, ya sea porque confunden estos rasgos con enamoramiento y se sienten atraídas, o porque no saben poner límites a la relación.
Es cierto que un sentimiento amoroso real rompe todas las barreras; sin embargo, hay algunos que es mejor olvidarlos para evitarse problemas. Se consciente, se consecuente.
Piensa si vale la pena luchar por una persona que te necesita más de lo que te quiere. Ubícate en los escenarios posibles y obsérvate afrontando todo tipo de consecuencias.
Habla con esa persona de estas dudas y trata de encontrar las respuestas. No hay nada mejor que la comunicación.
Ambos se merecen reconocer lo que les ocurre e intentar buscar soluciones.  
Si los factores están a tu favor pero no te animas a avanzar o no sabes cómo salir de una relación excesivamente demandante, puede que sea tu inseguridad, baja autoestima o desconfianza los que estén impidiendo tu felicidad. En este caso, busca a un profesional de la psicología que te ayude a superar estas barreras interiores y empieza una sana relación sentimental permitiéndote llegar a ser tan feliz como quieras.

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