jueves, 24 de mayo de 2012

¡Lo más valioso de tu vida eres tú!


 

 Estando hoy atendiendo a una persona en consulta, he sido consciente, como en tantas otras ocasiones, de la fragilidad de la emoción humana y la tendencia a negar nuestros propios estados emocionales disfuncionales a través de la justificación de los actos de los demás y de las fantasías ingenuas que construímos para mantener nuestras esperanzas en el ámbito de la pareja y las relaciones.
Cuánto sufrimiento escondido entre espectativas que nunca llegan a materializarse y ensoñaciones, que solo postergan la decisión a tomar para crecer y hacer frente a nuestros engaños.
El caso es que, estar en la posición de "segundo" y alimentar la esperanza de ser el "primero", es lo más doloroso para nuestra psique y nuestra propia autoestima.
¿Qué se espera en una pareja? ¿cuánto se está dispuesto a dar? y ¿qué grado de compromiso quieres asumir con la otra persona?
Cuando hay una relación  de terceros que no es pública y se mantiene en el anonimato, más o menos, y a través de los años se generan esperanzas de unión que no llegan, ambas partes viven la vida en parelalelo como la real -cuando su realidad es que ambos llevan vidas paralelas a esa vida en particular-.
Se imposibilita la felicidad del que decide mantenerse de este modo, ya que no se permite que afloren como expresión pública tantos sentimientos como se viven en el interior, ahogándose con cada palabra de futuro. Negando el presente y negando el futuro. Negando la vida ¿no?
Para, después de todo lo vivido, negar su propio estado de dependencia al no poder cortar esa vida ilusoria paralela, pensando que uno mismo no puede hacer nada y que depende del otro tomar la decisión. Enganchándose a la espera. El paréntesis dentro del paréntesis.
Si estás en este caso (mucho más común y habitual de lo que la gente cree) y haces un balance optimista de tu vida, sin darte cuenta de lo que has dejado de hacer realmente "por esa relación", te estás autoengañando y enganchando a lo que la relación te puede dar, pero tal vez no estés siendo consciente que esa situación ideal, tiene un coste real para tí.
¿Cuál es tu coste? Piensa en lo que quieres y en los derechos personales que te estás saltando mientras alimentas justificaciones varias y mírate, a ver si estás tan ilusionado, alegre y feliz como esperabas.
En caso de sentirte infeliz por ello, es un buen momento para armarse de valor y afrontar  tu decisión de amarte y soltar lo que te hace depender de otros y no de tí mismo.
Lo más valioso de tu vida eres tú. Cuídalo. Las relaciones sanas parten de la base de una autoestima sana.

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