miércoles, 27 de junio de 2012

Squirting ¿mito o realidad?






 "Como una cascada, la marea yin surge desde la puerta de jade de la mujer y empapa el rostro de su amante" (relata un antiquísimo códice chino...)
Hasta hace bien poco, la eyaculación femenina era más bien un tabú, una leyenda urbana. Squirting, la famosa eyaculación femenina en su vocablo inglés se ha hecho más conocido a través de la pornografía, moviendo curiosidades y nuevos interrogantes.
Después de siglos para reconocer y aceptar que las mujeres tenemos orgasmos, desde el 2001 -reconocido el término de próstata femenina- estamos avaladas científicamente en una nueva capacidad hasta ahora restringida a los hombres, la eyaculación. (Si Freud levantase la cabeza...).
Además de vivir el clímax sexual con contracciones rítmicas intravaginales hay mujeres que acompañan sus orgasmos con una eyaculación notable, es más anatómicamente parece ser que todas potencialmente podemos eyacular.
¿Qué es en realidad?

La eyaculación femenina parece ser causada por el estímulo del área de la vagina conocida como el punto G (en honor a su descubridor, Gräfenberg). Se trata de un fluido inodoro, de gusto neutro y líquido como el agua –aunque a veces puede ser un poco lechoso-, pero que nada tiene que ver con el semen. Las responsables de que este líquido se produzca, son las glándulas de Skene, que están situadas muy cerca del punto G. Cuando la mujer está excitada, éstas se llenan de líquido; con las contracciones de la pelvis, estas glándulas se aprietan y es así como se produce el rebosamiento y posterior salida esta sustancia. Las glándulas de Skene varían, generalmente, en tamaño de una mujer a otra, al grado en que en algunas mujeres han desaparecido por completo. Por lo tanto, si las glándulas de Skene son las responsables de la eyaculación femenina; esto puede explicar la ausencia de ésta en muchas mujeres.
En muchas ocasiones, esta expulsión puede producir confusión en las mujeres que la presentan porque la confunden con orina; lo que las puede llevar, en una afán de “controlarse”, a aprender a no tener orgasmos.
¿Qué sabemos?
Es bien sabido que la mujer produce una secreción vaginal al excitarse sexualmente, que tiene como objetivo lubricar las paredes de la vagina para que la penetración no resulte dolorosa. Inicialmente, se creyó que muchas mujeres que decían expulsar un abundante líquido al mantener relaciones sexuales, hacía referencia a esa lubricación vaginal. Ya se ha estudiado que este fenómeno está fuera de la lubricación habitual y que la eyaculación femenina es ya una realidad experimentada para al menos el 30% de la población femenina, sobre todo en las mujeres conocedoras de las técnicas de estimulación del punto G.
Se estima que una mujer puede eyacular desde unas gotas hasta una cantidad muy superior (444 ml).
Se puede dar durante ó incluso antes de llegar al orgasmo.
Se ha demostrado que este líquido tiene una composición distinta a la orina (aunque puede estar presente en bajas cantidades), reuniendo glucosa, fosfatasa ácida prostática y antígeno prostático específico, además de urea y creatina. Sobra decir que en la eyaculación femenina, como en la masculina, la mayor parte del contenido es acuoso, en torno al 82%.
Sabemos que no es una incontinencia urinaria porque se produce aún cuando la mujer ha orinado antes de la relación sexual. Además, a diferencia de la incontinencia urinaria clásica, esta salida de líquido solo se produce con el acto sexual y no con los esfuerzos físicos.
Parece ser que un buen entrenamiento en la práctica sexual, sin penetración, y a través de una adecuada estimulación manual del puntoG, puede deleitar con este orgasmo, iniciándose con una sensación similar a las ganas de orinar. Eso sí, el orgasmo eyaculatorio no es más intenso, sólo es más ‘espectacular’...

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