martes, 2 de octubre de 2012

CÓMO LOGRAR LA MADUREZ AFECTIVA




En la actualidad a la mayoría nos preparan para adquirir una gran madurez intelectual. Se nos prepara para la vida (laboral). Con la competitividad, el desarrollo de potencialidades y las exigencias sociales por ser el mejor y desarrollar la propia seguridad personal en la perfección. Se trabaja mucho el aspecto mental pero bien poco la madurez afectiva. Aprendemos más a hacer que a ser. Así, cuando nos equivocamos o las cosas no salen según la metodología perfeccionista, nos llenamos de angustia. El problema está que al entrar en crisis, no sabemos qué hacer con ella. ¿Cómo manejar nuestros sentimientos? ¿Qué hacer? ¿Cómo afrontar cuando la vida te da un revés?




La madurez afectiva depende del ambiente en el que se eduque. Cuando existe un ambiente de amor y aceptación, la persona va asimilando los criterios y valores sobre el bien y el mal pero sin sentirse juzgada con ello. La sociedad hedonista en la que vivimos genera una filosofía de consumo y materialismo que lleva a los niños y jóvenes a desear constantemente sin ver satisfechas sus necesidades. Se potencia el no disfrute de las cosas y apagar el capricho lo más rápidamente posible como un camino rápido a conseguir la felicidad. Evidentemente, es igual de efímera que el deseo y por eso se necesita más. 
Si hay una experiencia temprana de miedo y temor, estos valores no se asimilan y no se potencia la responsabilidad de elección y el fortalecimiento de la tolerancia a la frustración, el desarrollo de las propias fortalezas o la templanza y el autocontrol.  A más rígido y duro sea este proceso desde la infancia, más se va a marcar un proceso de inmadurez emocional posiblemente con dificultades de adaptación (generando una rebelión exagerada en el adolescente) pudiendo llegar a presentar incluso un trastorno de personalidad o patología psicológica.
Las tendencias del movimiento y la experimentación son propias de la infancia. A partir de los ochos años aproximadamente empiezan las tendencias del valer/aceptación y poder. Si en la formación de la personalidad no se han satisfecho estas tendencias, nos encontraremos ante la inmadurez afectiva que tiene como rasgo la inseguridad.
La falta de cariño en el entorno familiar produce inseguridad y sentimientos de poca valía, afectando notablemente a la autoestima por exceso o defecto de la misma. Por el contrario, la adquisición de una personalidad madura se consigue a través del desarrollo de la inteligencia emocional y la voluntad personal.

Los rasgos de la personalidad inmadura: 
  1. Sentimiento de inferioridad.
  2. Tendencia a ver lo negativo y pesimismo.
  3. Tendencia a compararse con los demás y a la competitividad.
  4. Necesidad de perfeccionismo y autoexigencia con temor a equivocarse.
  5. Inseguridad y dependencia hacia otros o hacia sus propias metas.
  6. Obsesividad y nerviosismo.
  7. Extroversión: se vuelven hacia los demás pero no se conocen.
  8. Baja tolerancia a la frustración: el más mínimo contratiempo, les hunde.
  9. Inestabilidad del ánimo con respuestas emocionales exageradas al contexto.
¿Cómo ayudar a las personas inmaduras?
  • Facilitando el autoconocimiento. Reforzando la autoestima y el autoconcepto: dejando de lado las comparaciones y las opiniones de los demás sobre uno mismo.
  • Aceptando la realidad: que vean lo positivo de los demás y se relacionen con ellos aunque no se trate de actividades "productivas", que disfruten de lo bueno y sencillo de la vida, que sean conscientes de lo positivo para potenciarlo y de lo negativo para mejorarlo.
  • Fomentando el desarrollo de objetivos superiores y ejercitando su voluntad en metas más pequeñas.
  • Que sepan manejar sus cambios de ánimo y aprender a relajarse.
¿Cómo se favorece la maduez afectiva desde la educación?

  • Valorando y aceptando a las personas, a los niños, tal y como son para que puedan sentirse queridos.
  • Facilitarles el autoconocimiento, la autoestima y respeto por sí mismos, ayudándoles a plantear metas realizables y constantes.
  • Potenciando acciones sencillas y constantes: hora de levantarse, desayuno, estudio, autocontrol... Que el niño aprenda que lo que vale también cuesta un esfuerzo, a pesar de lo que vea en la TV.
  • Potenciar valores como la templanza frente al impulso del consumismo actual. La felicidad no está en "tener" sino en "ser". Cuidar lo que uno tiene y no generarse necesidades. Conjugar la libertad y la responsabilidad.
  • Aprendiendo a reconocer y comunicar sentimientos y empatizar con los de los demás.
  • Potenciar la valoración y solidaridad con los demás: compartir.

¿Cómo afecta la inmadurez afectiva a las relaciones de pareja?

  • La persona inmadura teme amar e identifica el amor con el comportamiento sexual activo. Se "mata" toda amistad sincera y todo amor profundo por miedo a sufrir.
  • En algunos casos, existe un desprecio a la figura de la mujer, percibiéndola como amenazante. Como puede ser potencialmente peligrosa, puede haber una tendencia a rechazarla o huir de ella.
  • Se genera temor e inseguridad ante la persona del sexo opuesto o se busca compulsivamente el afecto en relaciones superficiales.
  • Tendencia a la infelicidad conyugal. Actitud pasiva o de resignación.
  • A veces tendencia a la negación de la propia sexualidad, que se tolera o acepta pero no se ama.
  • Posible tendencia a la infidelidad y a no establecer relaciones afectivas profundas y con compromiso.
  • Tendencia al dominio racional y consciente sobre las emociones.
  • Buscan parejas que adopten el rol de "padre o madre" a lo largo de su vida.
  • Existe una tendencia a idealizar la vida afectiva y exaltar el amor conyugal como algo maravilloso que le lleva a caer en un error, ya que no profundiza en su análisis.
  • Tendencia a no asumir responsabilidades ni compromisos.
  • Tendencia a exagerara los atributos, aparentando ser quien no es, para tener éxito con el sexo opuesto. Les gusta seducir, pero no concretar y normalmente si lo hacen, no mantienen la pareja.
  • Necesitan destacar del resto en sentirse amados, tenidos en cuenta o envidiados pero son inconstantes e inestables emocionalmente. Se sienten seguros con el amor o aprobación de los demás pero se mantienen alejados de los problemas y obligaciones, proyectando la culpa en los otros y  no asumiendo su propia responsabilidad emocional.
  • Tendencia a falta de tolerancia. Necesitan satisfacer sus impulsos inmediatamente porque no pueden esperar. Pueden desarrollar adicciones de todo tipo.
  • Tendencia egocéntrica y narcisista. Resisten muy mal la crítica. A veces, pueden comportarse de forma despótica.
  • Miedo en las relaciones a asumir la falta de amor, la amenaza del abandono, el aislamiento y el rechazo.
  • Suelen tener conductas autoritarias y falta de empatía.

5 comentarios:

  1. Hola Rosa. Gracias por tu artículo, me ha gustado mucho. Este blog es muy útil, continúa así. Un saludo.

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  2. A mí también me gusta mucho tu Blog. Se nota que te gusta lo que haces y que eres una buena profesional. Gracias por compartir todos estos artículos.

    Un cordial saludo

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  3. Excelente, me gustó mucho. Gracias por compartir

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  4. Gracias Rosa, me he identificado con este artículo, que importante es conocerse y conocer los propios límites y tus propios condicionamientos familiares y sociales. Lo dificil es llevarlo a cabo para tener una mejor relación con el entorno que te rodea y con las personas que están cerca de ti. Aprovecho para saludarte y enviarte unos besos.
    Si pudieras aconsejarnos alguna lectura te lo agradecería, un beso enorme: Pedro.

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