miércoles, 4 de diciembre de 2013

LA ENVIDIA


Cuanto más trabajo con personas, más consciente soy de las miserias que asolan nuestras potencialidades y reducen nuestras posibilidades de  ser felices. Además, favorecido por una sociedad consumista que valora el "tener" -entendiendo tener como cualquier cosa deseable según estos valores sociales capitalistas: belleza, amor, personalidad, dinero, experiencia, sexo, poder, libertad, inteligencia, felicidad, éxito...- como la evidencia del triunfo y, por supuesto y hablando en términos generales, el "no tener" como la puerta a la mediocridad.
Este concepto dual, alimenta el sentimiento de envidia (del que no tiene, por querer tener y del que tiene, por querer más). 
Según la wikipedia la envidia es el sentimiento o estado mental en el que existe dolor o desdicha por no poseer uno mismo lo que tiene otro, sea en bienes, cualidades superiores u otro tipo de cosas.
Un sentimiento que genera tristeza o pesar por el bien ajeno y rencor por desear algo que no se posee. Es un sentimiento destructivo y perjudica seriamente nuestra capacidad de amar y sentir placer o bienestar. La envidia es impulsiva y agresiva. Es ingrata. Es ladrona, dañina e insaciable. La envidia proviene de un  interior gris, vacío, de poca estima o valor. Se compara sistemáticamente con aquellos en los que se centra y probablemente se genere una lista sucesiva e interminable de "objetos de deseo".
La envidia genera sufrimiento, tanto al que la siente como a las víctimas de su sentimiento.

¿Por qué?
Pues, porque genera tal frustración ante el bien de otra persona que se llega a querer hacerle algún daño, aunque sea de modo inconsciente.
El envidioso, a veces, es inmaduro, ha vivido grandes represiones, está enfadado y frustrado con la vida y, en muchas ocasiones, ni siquiera es consciente de que es envidioso. En lugar de aceptar sus carencias o limitaciones y darse cuenta de qué quiere y desarrollar en la práctica sus deseos, lo que hace es envidiar, generar rencor u odio hacia otros y alimentar los deseos de destrucción de todos aquellos que le recuerdan su insatisfacción. Invierte energía en eliminar al competidor en lugar de emplearla en su causa. De ahí que la envidia sea el escudo protector de aquellos más acomplejados, inmaduros o que se perciben como fracasados.
Este escudo funciona como un arma de doble filo y puede transformarse en lanza (contra los demás y contra uno mismo) porque al competir con la "felicidad" de los otros, se atormentará con la idea de ganarles para no sentirse inferior. Y, así, tan fácilmente se condiciona a sí mismo su potencial camino a su felicidad.

¿Cómo se llega a expresar la envidia? ¿A través de qué tipo de conductas somos atacados por las envidias de los demás? Desde las críticas irónicas y aparentemente sutiles a las más agresivas ofensas, faltas de respeto de tus derechos, cualquier conducta que suponga dominación sobre el otro, desvalorizaciones a nivel individual y público, rechazar, hablar mal de otro, contar mentiras de otras personas, el ansia de venganza, etiquetar negativamente con la intención de desprestigiar, ridiculizar, minusvalorar, insultar, rivalizar para querer ganar o poner en evidencia a otro... una cadena que nos ata a la inseguridad y la falta de autoestima.
¡Cuántas carencias... atadas en una sencilla cinta de seda roja!
De este modo, a más insatisfacción y frustración, más se envidia a la gente que posee lo que al envidioso le falta.

¿Cómo salir de esto? Sabiendo qué quieres. Qué es lo que ya tienes y que es lo que te falta. Qué posibilidades reales tienes y qué limitaciones. Qué depende de ti para conseguirlo y en qué responsabilizas a otros. Cuáles son tus carencias reales y cuáles tus potencialidades. Cuánto riesgo quieres asumir y qué estás dispuesto a jugarte emocionalmente. 
Madurar es el proceso para salir de la envidia, rompiendo con la aburrida rutina del juicio, la crítica y la queja sobre lo que tienen los demás.

A modo de conclusión... 
Para superar la envidia dañina que me perjudica voy a

- Saber quién soy: haré el recuento de mis virtudes y mis defectos; 

- Sentirme un ser único (tras realizar mi lista anterior) que deja de compararme con "otras listas hipotéticamente mejores";

- Cualquiera puede tener su momento de gloria y dependerá de en qué proyecto mis prioridades antes de pasar a la acción; 

- Cuando aparezca este sentimiento, lo usaré a mi favor para reconocer lo que quiero y moverme activamente en esa dirección, sin exigencias irrealizables; 

- Preocuparme de mi mismo y desarrollar positivamente mi autoestima; 

- Saber con concreción qué quiero e ir a por ello; 

- En lugar de envidiar, admiraré, así, querré aprender del otro y el modo en que ha conseguido las metas que quiero para mi, sin que me parezca injusto su éxito aprendiendo de su modelo;

- Superarme a mi mismo y no dejarme la piel ni un gramo de sufrimiento en superar a otros para demostrar lo que valgo; 

- Aceptarme, por supuesto, también con lo que no me gusta de mi.



"La envidia en los hombres muestra cuán desdichados se sienten y, su constante atención a lo que hacen o dejan de hacer los demás, muestra cuánto se aburren". 
Arthur Schopenhauer

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