miércoles, 11 de diciembre de 2013

Las claves para que tu autoestima mejore

Cuando hablamos de autoestima nos referimos al respeto, amor y valor que tenemos de nosotros mismos. Marcamos nuestra diferencia con el resto de los seres humanos con los que compartimos esta existencia, manifestando nuestras capacidades y valores, siendo dueños de nuestros autoconcepto. 
La autoestima es el valor que damos al autoconocimiento de lo que forma nuestro yo y el uso que le damos en relación a nosotros mismos y a los demás. Es nuestro apoyo personal. Una escala de valores para aceptar nuestra identidad a través de nuestros ojos. Es el amor que nos profesamos cuando aceptamos nuestras virtudes y defectos integrados en nuestro yo, con todo lo que somos: física, mental , emocional y espiritualmente.
La autoestima se va conformando a través de la suma de la reflexión e interiorización de las opiniones que personas significativas para nosotros nos hacen sobre nosotros y nuestras conductas , además de la elaboración que nosotros hacemos de nuestra persona partiendo de nuestro propio autoconcepto.

¿Quién soy yo? ¿Cuánto me quiero y cuánto me valoro?


La imagen personal o autoconcepto se forma a través de las cualidades, capacidades y modos de sentir que nos atribuimos. La autoestima es la valoración que hacemos de nosotros mismos en base a nuestras experiencias de vida y es muy importante por que marca el modo en que nos sentimos con nosotros mismos. 
En función de ese sentir, si la autovaloración  es alta, nos sentiremos capaces de superar retos y plantearnos otros nuevos. Por el contrario, si la autovaloración es baja, la tendencia es a sentirnos poco capaces, limitar nuestras posibilidades de hacer frente a los planteamientos vitales y llevarnos a un sentimiento interno de fracaso.
La autoestima se va desarrollando lentamente a través de ese conjunto de experiencias que vamos teniendo a lo largo de nuestro ciclo vital y que van conformando una sensación de valía personal o desvalorización de nuestras potencialidades, generando una idea de si somos valiosos o no y en qué.
La autoestima se desarrolla en función de la necesidad de construir una identidad firme, conociendo nuestras potencialidades como ser humano individual, y cómo estas son vistas en un entorno social -que puede reforzarlas o actuar como detractor de las mismas- condicionando la confianza con la que avanzamos hacia el futuro con nuestros propios recursos.
Las experiencias vividas y los criterios y juicios que los demás hacen de nosotros en esas u otras experiencias, están relacionadas con la forma de pensar que generamos de nosotros y que, en muchas ocasiones, puede estar altamente distorsionada, ser sumamente exigente con nuestros logros o minusvalorizarlos exageradamente.
Los pensamientos distorsionados colaboran  en esa autopercepción bajando la autoestima. Estos pensamientos serían del tipo:
- Sobregeneralizados (de un echo aislado, crear una regla general: "He suspendido el exámen" a "siempre suspenderé"); 
- Etiquetas globales (uno o dos términos desvalorizadores son usados para emitir juicios sobre nosotros o nuestra conducta, descalificándola: "Se me ha caído el vaso" a "¡qué torpe soy!"); 
- Culpabilidad (cuando uno decide hacerse responsable de la cosas autoacusandose: "Esto era cosa mía, era algo que podía preveer"); 
- Polarizados (todo es blanco o negro, bueno o malo, posible o imposible... y no existe un modo intermedio de resolver o ver la situación: "No valgo para nada"); 
- Personalizados (hacernos cargo de lo que ocurre como máximos responsables incluso de aquello que está fuera de nuestro control, como si aquello que vivimos irremediablemente tiene que ver con nosotros: "Está callado, seguro que se ha enfadado por algo que he hecho"); 
- Interpretados (sabemos con seguridad completa lo que piensa, siente y va a hacer cualquier otra persona, incluso aunque no le veamos, ni hablemos con ella ni tengamos datos objetivos para hacer tales afirmaciones, actuando en consonancia a nuestra interpretación y no a la realidad: "Creerá que soy un inútil"); 
- Razonados emocionalmente (mi sentimiento es tan fuerte que me está confirmando mi pensamiento como la realidad, sin que lo contraste: "Estoy sintiéndome tan ansiosa que estoy segura que me está engañando"); 
- Con falacias de control (o eres responsable de todo/s o eres una víctima que no puede hacer nada y fácilmente influenciable: "Se enfadará si no le acompaño"); 
- Deberías (las obligaciones que nos autoimponemos para hacer las cosas y que nos generan ansiedad: "Tengo que agradarle").

¿Cómo podemos mejorar nuestra autoestima?
  • Modifica estos pensamientos distorsionados por otros alternativos que correspondan efectivamente con la realidad de la que hablas.
  • Positiva tu pensamiento. Sentir que no eres importante puede entristecerte en exceso y bloquearte. Quita poder a la voz interior que te desanima.
  • Transforma las quejas o críticas sobre ti mismo en potenciales acciones que cambien tu situación negativamente percibida. Por cada queja, elabora dos posibles acciones.
  • Dejar de generalizar de una experiencia negativa al resto de las posibles experiencias.
  • Acepta tus errores no como fracasos si no como parte importante de tu aprendizaje.
  • Sigue intentando aquello que quieres sin desistir, aunque te caigas muchas veces en el camino. Valora tu esfuerzo para conseguir logros.
  • Favorece tus virtudes y aprende a minimizar el impacto negativo de tus defectos.
  • Siéntete orgulloso de tus valores positivos. Haz un listado de todo aquello que se te da bien y añade aquello que te gustaría que se te diera mejor.
  • Reconócete en tu capacidad de hacer las cosas de forma exitosa, valorando las experiencias y habilidades que te llevan a ese reconocimiento y que no están exentas de esfuerzo.
  • Aprende a mantener los logros conseguidos.
  • Dejar de compararte con los demás. No hay personas mejores o peores, solo diferentes. Saca partido a tus diferencias.
  • Deja a un lado la necesidad de aprobación de las personas que te rodean y potencia la autoconfianza en ti mismo, independientemente de los criterios ajenos. Se libre.
  • Acéptate con todo lo que eres, incluso lo que no puedes cambiar, y comprométete a modificar aquello de ti que no está en sintonía con la persona que quieres ser.
  • Potencia nuevas metas que te lleven a autosuperarte, sin exigencias dañinas o expectativas poco realistas. Elabora un plan acorde a tu realidad y posibilidades.
  • Refuérzate cada día por lo que has elegido hacer para sentirte satisfecho contigo mismo. Ten paciencia y piensa que estás construyendo algo muy bonito. Cierra cada día, al menos, con tres cosas que te sirvan de elogio con las que te hayas sentido feliz ese día.

La alta autoestima te ayuda a sentirte orgullosos de ti mismo y de aquello que puedes hacer. Te proporciona valor para experimentar lo novedoso y confianza para creer en ti mismo. Te ayuda a que te respetes y que otros te respeten porque sabrás ejerces tus derechos personales, dejándote arrastrar menos por los demás y confiando más en tus decisiones. 
Es la valoración de tu seguridad, de tus sentimientos, de tus pensamientos, de tus acciones y de sus consecuencias, de todo tu yo. 
No se trata de que seas perfecto, se trata de que sepas que eres un ser digno de ser amado y aceptado y que tú vas a ser el primero que se de amor, cuidado y protección. 
Recuerda: Tú eres una persona valiosa e importante.

“El éxito mas grande es la aceptación de uno mismo.” Autor: Ben Sweet.


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