miércoles, 12 de marzo de 2014

MEMORIAS DE UNA PSICOTERAPIA 2: La experiencia de Magdalena.

Esta no ha sido mi primera experiencia de psicoterapia, aunque si la primera la primera vez que buscaba la ayuda específica de una sexóloga. Todo empezó porque después de dar a luz a mi primer hijo me quedé con un dolor que afectaba mis relaciones sexuales. Fui al ginecólogo y me dijo que tenía una contractura en la vagina y que con un dilatador (que en realidad era un dildo), me recuperaría. Pero no fue así. Después de muchos meses descubrí que a quien tenía que acudir era a un fisioterapeuta uroginecológico, quien me diagnosticó un pseudo vaginismo.
Al hablar con él me di cuenta de que mi problema venía de antes, de un divorcio traumático que viví a los 25 años y me dijo que parte de mi recuperación pasaba por hacer terapia psicológica a la vez que terapia física.
Ya en aquel traumático momento de mi vida fui a psicoterapia
en Álava Reyes, por lo que llamé ahora, casi diez años después, para volver donde uno de sus especialistas. Me recomendaron a Rosa Collado, la especialista en sexología, a quien estuve visitando cada dos semanas durante octubre, noviembre y comienzos de diciembre.
Cuando llegué donde Rosa, estaba desesperada. No podía creer que de nuevo tendría que retomar temas del pasado que creía superado, a lo que tenía que sumar el cambio que había significado en mi vida la maternidad.
La verdad es que la corriente cognitiva conductual ya me había gustado bastante antes y por eso decidí volver al mismo lugar donde la había conocido hace años. En el pasado me ayudó a superar rápidamente el shock que supuso el divorcio para mi y me enseñó a valorar y disfrutar de las cosas pequeñas de la vida. Hoy mi situación es totalmente distinta, porque me encuentro felizmente casada desde hace cuatro años y con un hijo que ha sido de las alegrías más grandes de mi vida. El tema era que el hijo, obviamente, es mucho trabajo y lo es más todavía si estás lejos de tu familia y de la de tu marido, sin ayuda alguna, trabajando desde casa e intentando acabar la tesis de doctorado. Por otro lado, la pareja también cambia al nacer el hijo y parecía necesario definir correctamente los roles de cada uno en este nuevo contexto, a la vez que solucionar y superar los dolores que hasta ahora habían estado dificultando nuestros encuentros íntimos.
Una parte muy importante de la terapia fue una visualización en la que tuve que enfrentarme a mi ex y analizar, desde su perspectiva, su actuación y forma de pesar. No fue nada de fácil. Sólo pensar en él me resultaba extremadamente difícil, más todavía exponerme y reconocer que aún habían cosas que me causaban dolor de todo eso.
Después de la sesión estuve un buen rato llorando en el coche, pero debo reconocer que ponerme en esa situación se convirtió en la oportunidad de mi vida para cerrar definitivamente heridas que al parecer aún estaban abiertas. Pude entender perfectamente por qué había pasado todo lo que había pasado, cuál había sido mi rol en todo eso y por qué habían cosas que aún no habían sido cerradas.
Pero mi recuperación no pasaba únicamente por cerrar heridas, sino también por aprender a enfrentar de una manera totalmente distinta un montón de situaciones cotidianas que estaban deteriorando mi autoestima y dañando mi matrimonio. Se trataba de aprender a pensar y actuar de manera distinta y eso es justamente lo que más me gusta de esta corriente psicológica.
Yo he ido a psicólogos de otras corrientes y la verdad es que me parece que hay momentos en la vida en los que uno necesita que te ayuden a salir del "hoyo", más que revolver en el pasado para entender cómo es que llegaste a esa situación. Me había pasado con otras corrientes que era muy fácil atribuir la responsabilidad a los padres, lo que te libera de responsabilidades ti, aunque también te aleja de las soluciones.
La psicoterapia que hice con Rosa se basaba, fundamentalmente, en profundizar en la responsabilidad que uno tiene respecto de la forma de percibir y enfrentar diversas situaciones y, en trabajar, a nivel cognitivo, para cambiar o reorientar pensamientos y sensaciones.
En la última parte de la psicoterapia se incorporó mi marido. Era la primera vez que asistíamos los dos, juntos, al psicólogo. Al principio era un poco raro, pero luego fuimos entendiendo que era parte crucial del proceso. No porque allí salieran cosas que no habíamos conversado antes, sino porque la perspectiva de un tercero ayuda a esclarecer qué es lo realmente importante.
Estoy profundamente agradecida de Rosa y de Álava Reyes Consultores. La psicoterapia que ellos desarrollan me ha ayudado mucho a superar el trauma que supuso en mi vida un divorcio después de cuatro meses de matrimonio. En un primer momento, a superar el shock y ahora, en una segunda fase, a resolver temas que estaban ocultos y que seguían afectando mis relaciones.
Muchas veces uno no tiene tan claro como es que ciertos eventos afectan tu día a día, pero mi presente y mi futuro han cambiado tras haber indagado un poco en esto y tras haber buscado la ayuda correcta.
Todas las personas tenemos derecho a ser felices y, aunque eso depende fundamentalmente de uno mismo, hay momentos en la vida en los que es posible que necesitemos de una ayuda externa para poder ver con mayor clarodad el camino más adecuado para llegar a esta.
Magdalena

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