martes, 12 de enero de 2016

TU ALTRUISMO ES LA PIEZA CLAVE PARA SALVAR TU MICROCOSMOS


Cuando usas la palabra altruista ¿sabes realmente a qué te refieres? 
El ser altruista significa que posees un marcado interés en el bienestar de aquellos que están a tu alrededor. Y ya no solo es un deseo sino la determinación de actuar en su beneficio. 
Un elemento importante para que sea así es el estado mental que se genera cuando valoramos a los demás.
Imagina por un momento que este estado mental es el dominante y se expresa ante cualquiera que entre en nuestro campo de percepción y capte nuestra atención. La buena voluntad, la  disposición favorable y el deseo de cuidar, surgen en equipo cuando se percibe que otro tiene una necesidad acuciante. Se nos dispara la empatía cuando se anhela la felicidad y la compasión cuando se puede remediar el sufrimiento.
Cuando nuestra consideración por los demás aumenta, promovemos el cuidado y la armonía de la sociedad en la que vivimos y tratamos de remediar desigualdades, desde nuestras propias posibilidades. 
Nos importa el futuro de las nuevas generaciones y queremos que sigan prosperando. Todos estamos en el mismo bote y necesitamos mejorar nuestro nivel de cooperación y solidaridad.
¿Qué idealista no? 
Te preguntarás: ¿Y cómo sugieres que establezcamos este tipo de relación en esta sociedad en la que en lugar de altruismo se aboga por el egoísmo más narcisista? 
Es cierto. Existen grupos sin escrúpulos que hacen de su beneficio la prioridad absoluta, ignorando las consecuencias sobre los demás y militando en el egoísmo institucionalizado. Aunque, creer en el altruismo implica vencer el desánimo que pueda provocar esta realidad para construir otra acorde a la que deseamos.
El camino empieza por uno mismo. 
Tú y yo podemos hacer un gran cambio desde los seres pequeñitos que somos. Cada uno en su pequeño micromundo, en su diminuto microcosmos.
¿Qué pasaría si miles de pequeñas entidades con intención altruista apoyasen con su comportamiento esta actitud desinteresada? 
¿Qué ocurriría si tú llevases tu sentido de humanidad simplemente a la actividad profesional que desempeñas cada día?
Ocurriría que se haría un cambio cultural, donde todos ganaríamos. 
La ciencia es clara a este respecto: podemos entrenar nuestras mentes para ser más amables y compasivos. 
Durante mucho tiempo ha existido el supuesto en psicología, economía y teoría evolutiva que habla del ser humano como un ser egosísta. Nuevos descubrimientos científicos han mostrado que el altruismo genuino existe y que se puede extender más allá de nuestros familiares a otros seres humanos.
¿Sabías que el entrenamiento en el altruismo y la compasión provoca cambios funcionales y estructurales en el cerebro y puede incluso cambiar la expresión de los genes? 
Cabe distinguir entre la facultad para sintonizar con los sentimientos del otro que es la empatía; el altruismo, que es el deseo de la felicidad de otros y la compasión, donde se desea que otros estén libres de sufrimiento.
Muchos hablan de la ingenuidad de encontrar un terreno común a través de la colaboración. 
¿Por qué no intentar sacar lo mejor de otros a través de ser tú el primero en dar lo mejor de ti? ¿Tanto te cuesta simplemente fijarte en cómo es tu actitud solo como te relacionas con otros? Cada una de tus pequeñas conductas están teñidas de la intención con que las manifiestas.
Y la intención requiere una decisión. Elígela y no te dejes llevar por hábitos predeterminados. Toma la decisión de una elección que promueva una intención consciente de colaboración.
Nelson Mandela decía, reflexionanado sobre qué clase de actitud puede servir mejor a una causa:
"Siempre supe que en lo profundo de cada corazón humano hay piedad y generosidad... La gente aprende a odiar y, si pueden aprender a odiar, pueden también aprender a amar, ya que el amor viene, más naturalmente al corazón humano que a su opuesto... La bondad es una llama que puede ser escondida pero nunca extinguida".
Estas palabras no son las de un ingenuo si no las de alguien que superó el egoísmo institucionalizado de personas que, a primera vista, no parecían inclinadas a practicar el afecto y la compasión.
Algo que me sorprende es que en general no se cuestiona que se dedique tiempo y esfuerzo para aprender a leer, escribir, tocar un instruemnto musical, aprender o practicar un deporte, desarrollar capacidades profesionales... y ¿por qué hay que asumir que cualidades humanas como la benevolencia, la bondad, el altruismo o la compasión y el equilibrio emocional estarían desarrolladas desde el principio sin que haya que hacer absolutamente nada al respecto?
La clave está en que tú te des cuenta que, hagas lo que hagas en la vida, puedes beneficiarte del pleno desarrollo de tus capacidades humanas más constructivas e íntegras.
Una vez que el número de personas que han cultivado estas capacidades altruistas, alcance la masa crítica, también puede haber un momento crítico en la cultura dominante donde la interacción entre el cambio individual y el cambio social esté en el corazón de la evolución de la cultura y de nosostros como especie.

"En la era del correo electrónico, los ordenadores, las frecuentes mudanzas y las ciudades dormitorio, la balanza se aleja cada vez más de la percepción automática y exacta del estado emocional de los demás en cuya ausencia es imposible la empatía. Las distancias sociales y virtuales que caracterizan a la vida han generado una anomalía que hoy en día consideramos normal. Y esa distancia impide el desarrollo de la empatía, sin la cual es imposible el altruismo." Daniel Goleman.

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