Quién no ha oído hablar a alguien del poco aguante que tiene su padre, su pareja o su amiga. De la mecha corta. De la rabieta que se coge por nada, que solo se puede hacer lo que dice y como lo dice. Que se pone inaguantable y estalla por nimiedades.
¿Qué pasa cuando queremos algo y no lo conseguimos o al menos no en el tiempo de plazo esperado?
¿Qué ocure cuando las expectativas se truncan y hay que seguir funcionando con un nivel generoso de rabia y frustración?